
¿Por qué temer una presencia femenina que el Nuevo Testamento subraya tan a menudo?
¿Por qué rehusar hoy a las mujeres su plena responsabilidad en la Iglesia, incluida la ordenación?
¿Por qué impedir que la mitad de la humanidad efectúe su aportación plena al trabajo, que fue la preocupación central de Jesús?
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