LA CAUTIVIDAD NO TE DETIENE

Cuando Dios tiene planes contigo, te darás cuenta que ni las circunstancias, ni los problemas que estás viviendo, pueden detener lo que Dios tiene para ti.
En Jeremías 29:11 Dios le habla a un pueblo cautivo que fue sacado de Jerusalén,  de la tierra prometida. En los versos 2 al 8, les da una serie de instrucciones para el tiempo en que se encontrarían cautivos.  Dios comienza dejándoles saber que Él fue el que hizo que los llevaran cautivos de Jerusalén a Babilonia. Les dice que, aunque están cautivos, Él está ahí, y que Él está orquestando todo lo que está sucediendo.
Comienza diciéndoles: Edificad la casa. Dios les está diciendo a presos que construyan en otra ciudad, el lugar donde se encuentran cautivos. Podemos pensar que un preso tiene sus sueños desinflados, que un preso dice: Si estoy preso, para qué quiero una casa. Pero Dios les dice a los presos: Edificad casa y habitadlas y plantad huertos y comed del fruto de ellos.
Frente a problemas, muchos dicen: Cuando salga de este problema, entonces tendré mí casa. ¿Cuántos planes has pospuesto porque estás en cautividad en el día de hoy?
Luego, Dios les da otro mandato: Casaos y engendrad… multiplicaos. En medio de su cautividad, les ordena que tengan hijos y los casen, para que ellos también tengan hijos. No dejes que la cautividad detenga el proceso de multiplicación generacional en tu vida. En medio del problema, multiplícate.
Continúa  Dios diciéndoles que procuren que haya paz en la ciudad donde están cautivos. Ora por la paz de la ciudad en la que vives porque, si hay paz en la ciudad, aunque estés cautivo, tendrás paz. Triste sería estar cautivo y que haya guerra en la ciudad, así que ora.
Termina advirtiéndoles que no se dejaran engañar por los profetas y adivinos que vivían entre ellos. Los que engañaban al pueblo no eran los políticos, sino los profetas. Dios dice: En medio de la cautividad, no escuches a esos profetas, aquellos que dicen: Con lo que está sucediendo en la ciudad, no hagas nada y prepárate para el fin; escóndete, ora para ver lo que puede pasar, para ver si Dios te libra.
Dios te dice: Escucha a los profetas que yo he mandado, los que en medio de la cautividad te dicen que edifiques, prosperes y te multipliques. Prepárate para algo grande y poderoso.

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