Vivimos en un mundo con pasiones frustradas, pero nosotros los creyentes tenemos que tener la voluntad de seguir.
Hay ciertas cosas que a todos nos frustran en un momento dado. Nos frustra hablarle de Cristo a alguien, y que nada pase en su vida. Hay a quienes les hablamos de metas, de sueños, de visiones, de ideas, y nos frustramos, porque no hay manera de inspirarlos. Y lo único que podemos hacer es seguir.
En Josué 14:8-9, Caleb le dijo a Josué que, aunque sus hermanos habían hecho desfallecer el corazón del pueblo, él llevó noticias conforme lo sintió en su corazón, y cumplió siguiendo a Jehová su Dios. Entonces, Caleb le recuerda a Josué que Moisés había establecido que la tierra que había pisado la planta de sus pies, sería suya y de su descendencia por herencia perpetua.
Tú tienes que seguir, como lo hizo Caleb. Si no sigues por ti, sigue por los tuyos porque la herencia de tus hijos está en que tú sigas en los caminos del Señor. La herencia de la próxima generación está en que, a pesar de que el corazón de otros desfallezca, tú sigas.
No puede haber espacio en tu vida para que tu corazón desfallezca. Tienes que seguir. Tienes que levantarte del lugar donde te encuentras, y seguir, hasta cumplir lo que Dios te ha prometido.
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