Si hoy te
encuentras en un territorio o en situaciones que jamás pensabas estar, no te
frustres, ni te deprimas, porque Dios puede usar los lugares más extraños,
hasta personas inusuales, para cumplir lo que te ha prometido. En Génesis
46:2, vemos cómo Dios le dice a Jacob que, en Egipto, haría de él una gran
nación.
Dios quiere
hacer de ti una gran nación.
Jacob sabía, por
su padre, que Dios había prometido que haría de ellos una gran nación. Pero ahora se encuentra en una situación
difícil, porque en la tierra prometida hay hambre y la única solución es ir a
Egipto. Si se quedaba en Canaán, moría
de hambre; si llegaba a Egipto, tenía temor de contaminarse y que no se
cumpliera la promesa. Por eso es que
Dios le dice: No te preocupes, ve a Egipto, que allí te haré una gran
nación. Y es que, cuando te encuentras
entre la espada y la pared, una de las cosas que llega a tu mente es el miedo
de que la promesa de Dios no se cumpla.
Todo ha
cambiado. Por ejemplo, la economía. Siempre se hablaba de ciclos de la recesión a
la abundancia, pero se ha demostrado que la economía no está cambiando, sino
evolucionando. El mundo está
evolucionando a nuevos tiempos. Es
tiempo de evolucionar, hasta la iglesia, tu trabajo, tu familia, tus hijos,
todo en ti debe transformarse para lo nuevo de Dios. En los tiempos de incertidumbre, no sientas
temor. Dios te lleva a un nuevo lugar y,
aunque no lo entiendas, confía; si él va contigo, lo que prometió se
cumplirá.
Esta promesa
comienza en génesis 12, cuando Dios le dice a Abraham: Haré de ti una nación grande. La versión en inglés dice: I
will make you…, que en
español sería: Yo te voy a hacer. O sea, no se trata de nuestra
voluntad sino de la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Así que, aunque
tengas que caminar por territorios desconocidos, no debes confiar en tus
habilidades ni en tus talentos, sino solo debes confiar que es Dios quien va a
hacer.
Si lo has intentado
todo, y no sabes que más hacer, dale gloria a Dios, porque mientras creas que está
en tus talentos o en tus habilidades, habrás detenido el mover de la mano de Dios
en tu vida, pero, cuando ya reconoces que no se trata de lo que puedas hacer,
sino que es él quien va a hacer de ti una gran nación, entonces las cosas
comienzan a suceder.
Puede ser que
lleves mucho tiempo en el evangelio, y hasta seas un líder o pastor, y te
encuentres en un lugar o en una etapa en tu vida que jamás pensabas. Si estás experimentando tristeza, amargura y
hasta la depresión ha llegado a tu vida, hay buenas noticias para ti: Nada ni nadie
podrá detener lo que Dios dijo que iba hacer contigo. El enemigo no podrá detener lo que Dios ha
prometido. Ni aún tú mismo podrás detener lo que Dios va a hacer contigo.
Si has pecado,
quítate el pensamiento de culpabilidad. Entiende que el poder de Dios va por
encima de tus errores. Dios le dijo a
Jacob: No te voy a dejar hasta que haga lo que te he prometido. Y hoy Dios trae a tu memoria lo que te ha
dicho, y más vale que aprendas rápido que, aunque tengas cien años, él hará lo
que te dijo que iba a hacer. No te
rindas. No se trata de tus fuerzas, se trata de él en ti, porque es él quien te
capacita.
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