Cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, ocurre un gran intercambio en el reino del espíritu. Él nos da todo lo que tiene y es, y se espera que nosotros le demos no sólo todo lo que somos, sino también lo que no somos. Él toma nuestra debilidad y nos da su fortaleza. Toma nuestra enfermedad y nos da sanidad y salud. Le damos nuestro pecado, y Él nos da su justicia. Nos da hermosura, en lugar de cenizas, pero debemos renunciar voluntariamente a nuestras cenizas. No podemos vivir en el pasado y adentrarnos en el futuro al mismo tiempo. Deje ir lo que queda atrás y comience a disfrutar la nueva vida que Jesús tiene para usted.
Cuando aceptamos a Jesús, nuestras vidas llenas de pecado, miserables y sin esperanzas, son absorbidas por su bondad, misericordia y gracia. Si tiene problemas, usted es precisamente la persona por quien Jesús murió. Él vino para los enfermos y los necesitados, no para quienes no necesitan nada. No es una vergüenza ser necesitado. ¡La mayor necesidad que tienen muchas personas es admitir que tienen una necesidad!
1 comentarios:
¡Felicitaciones, Lucky, flor de Dios, tus comentarios son hermosísimos, como tu alma y tu coarazón. Te quiero mucho, amiga, besos!
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