Creo que las mamás comparten un lenguaje secreto también: el lenguaje de “ocupado”. Es nuestra propia forma de idioglosia. ¿No me cree? La próxima vez que corra hacia la tienda de comestibles y se tope con una amiga-mamá, la reto a usted a que tengan una conversación sin utilizar esa palabra con la letra “o”. Le apuesto un dólar a que va a decir "ocupada" más de una vez antes de haberse despedido.
No importa con cuántas amigas me encuentre yo en el supermercado, ninguna parece estar teniendo muchas alegrías con sus vidas atareadas. Todavía espero oír que alguien me diga: “Mi calendario está repleto ¡y yo no podría estar más feliz!”.
Los padres aman a sus hijos con pasión. Queremos hacer más por ellos con cada año que pasa y darles mucho más de lo que teníamos cuando nosotros éramos niños. En el Evangelio de Juan, Jesús comparte una advertencia para nosotras las mamás ocupadas que creo tiene un poderoso mensaje: “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10, LBLA).
Me recuerda una definición que una vez un amigo me dio de la palabra “ocupado”: “agobiados bajo el yugo de Satanás” (‘Burdened Under Satan’s Yoke’, por el original en el inglés para la palabra busy) (N. del T.).
Creo que el primer movimiento del enemigo es robar nuestro tiempo. Todos tenemos ladrones de tiempo en nuestras vidas. ¿Cuál es el suyo? Si se está rascando la cabeza en un intento por resolverlo, la puedo ayudar. ¿Dónde pondría alguien una nota adhesiva si necesitara ponerse en contacto con usted de inmediato? ¿La pondría en su iPhone? ¿Tal vez la pondría en el televisor? ¿O posiblemente en su computadora? ¿O en el volante del carro?
Piense.
El mayor ladrón de tiempo que succiona su tiempo es fácil de detectar cuando se hace este pequeño ejercicio. Si usted es un verdadero buscador de la verdad, trate de preguntarle a alguien de su familia dónde él le dejaría la nota. Debo advertirle, sin embargo, que la respuesta podría ser poco inteligente: es obvia.
El segundo disparo del enemigo es matar nuestra alegría. La autora Beth Moore dijo una vez: “Nadie puede hacer mil cosas para la gloria de Dios y, en nuestro vano intento de hacerlo, corremos el riesgo de perder una cosa preciosa”.
Creo que la alegría es una de esas cosas preciosas. Si desea, asómese a mi mundo como una mamá joven. No estoy segura de que pueda ver mucha alegría en mí cuando gruñí al ir tarde para algún lado.
Cuando la alegría se ha ido, no estamos muy lejos de ese disparo mortal de Satanás que destruirá nuestras relaciones. Estar ocupado es la herramienta que utiliza, en primer lugar, para robar nuestro tiempo y, luego, para matar nuestra alegría. Y él mantendrá su ojo fijado en el premio de aniquilar nuestras relaciones. Jesús nos advierte que el enemigo viene a robar, matar y destruir. ¿Por qué no estaba prestando atención a este consejo? Aquí, hay algo de dura verdad: estar muy ocupados no es algo que pueda tomarse a la ligera. Ya no más.
Jesús nos quiere dar su paz en abundancia a pesar del caos de una vida ocupada. Dice que es por eso que vino, para darnos vida abundante. Yo quiero aceptar esa oferta.
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