Dice la Biblia que, cuando Jesús resucitó, hubo personas que pagaron mucho dinero para que mintieran, diciendo que el cuerpo había sido robado, y no que había resucitado. Cuando el enemigo, el mundo, no puede apagar lo que Dios ha hecho contigo diciendo mentiras, el segundo intento es burlarse de ti.
En libro de Hechos, capítulo 2, se nos relata el momento que hoy conocemos como el día de Pentecostés. Ese día, un grupo de personas fue lleno del Espíritu Santo y comenzaron hablar en otras lenguas. Al ver esto, unos quedaron atónitos, perplejos, maravillados; pero hubo otro grupo que, burlándose, decía que estaban borrachos.
Cuando Dios comienza hacer una obra transformadora en tu vida, unos se quedan atónitos y maravillados, pero otros van a burlarse de ti y te llamarán loco. ¿Cuántos hemos experimentado la burla del mundo? Y todo porque antes eras como Pedro, un simple pescador, y ahora dices que eres pescador de hombres. Ahora le comentas a tus amistades y al grupo que te rodea que tú fuiste llamado para algo más grande y poderoso. El mundo como no entiende, se confunde y comienza a burlarse del propósito de Dios en tu vida.
Luego, continúa diciendo en Hechos 2 que, cuando se burlaban, entonces Pedro se levantó y dio su primer mensaje. El Pedro que estuvo confundido, oculto, con miedo, el Pedro que negó a Jesús tres veces, ese mismo Pedro, el Espíritu Santo le dio las fuerzas y se paró firme con valentía y comenzó a predicar a los que se burlaban. Les decía: La razón por la cual se están burlando, esa es la razón por la cual un día le seguí: Él es el Cristo resucitado.
Es fácil cuando el mundo se maravilla de lo que Dios ha hecho contigo, pero es difícil cuando te llaman loco y borracho por hablar lo que él hizo contigo. Pero los que hemos sido resucitados, ante la burla, nos paramos firmes y hablamos de sus maravillas.
Cuando Pedro terminó de predicar, 3 mil personas aceptaron al Señor como su Salvador.
La razón por la cual tú comenzaste a seguir a Cristo comenzará a cumplirse cuando te atrevas a pararte firme y con valentía a hablarles a aquellos que se burlan de ti. No fuiste llamado para vivir una vida cotidiana, fuiste llamado para que lleves la vocación del supremo llamamiento por el cual un día decidiste seguir a Cristo.
No te atemorices, no te escondas, no te quedes callado ante la burla. Levántate firme, con valentía y háblales. Pero, recuerda que esto no se trata de ti, sino de Él. No es hablarles de ti, es hablarles del que se levantó de entre los muertos, del Cristo resucitado. Diles: Díganme loco, borracho, arrebatado y búrlense todo lo que quieran; pero, cuando nadie daba un centavo por mí, él me llamó, me amó y pagó un gran precio por mí. Dio su vida, para que hoy tú tengas vida.
Levántate y habla con valentía ante los que se burlan de ti, y verás como comenzará a cumplirse el propósito de Dios en tu vida.
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