Dice en 2 Corintios 4:17 que nuestra tribulación es leve y momentánea y que produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.
O vives en tribulación o vives fortaleciéndote en tu interior. No es que no vayas a ver tribulación, sino que sabrás que esa tribulación no tan solo es leve, sino que producirá en ti un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.
¿En qué te vas a enfocar? Enfócate en lo que quieres ver. ¿Quieres ver el problema? ¿Las dificultades? ¿Las situaciones difíciles? Si te enfocas en eso, si te enfocas en lo natural, en lo que es temporero, lo que vas a ver es corrupción y vas a ser como cualquier soldado que quedó herido en el campo de batalla, cargando un muerto a cuestas.
La única manera de tener victoria es enfocarte. Los resucitados cambiamos nuestra mirada, viendo lo que otros no ven; ponemos nuestra mirada en el Dios Todopoderoso.
Tu hombre interior se fortalece, de acuerdo a cómo tú veas la tribulación que estás pasando. Si la ves momentánea, si ves que va a producir en ti un peso de gloria, si puedes ver que lo que Dios va a hacer es más grande, tu hombre exterior se va a desgastar, naturalmente, pero tu hombre interior se va a fortalecer, y vas a ver la mano poderosa de Dios. Pero, si te enfocas en cómo el mundo ve las cosas, entonces estarás cargando con cosas muertas en tu vida, verás todo lo malo, todo lo que no sirve, lo que no se puede.
Independientemente de las leyes que quieran aprobar, leyes que van en contra de la palabra de Dios, nunca el enemigo va a ganar, porque donde abunda el pecado sobreabunda la gracia de Dios.
No hay ley que haga que el enemigo tenga victoria sobre la gracia de Dios.
No hay nada que el mundo pueda hacer que detenga lo que Dios va a hacer contigo. Cuando peor se ponen las cosas es cuando Dios se levanta y nos da la victoria. Esto también pasará; es tan solo por un momento.
Lo que te mantiene herido y atado a la corrupción en el campo de batalla es lo que tú estás viendo. ¿En qué te estás enfocando? ¿En lo temporal? ¿O en lo eterno? Lo temporal es lo que se ve, mientras que lo eterno es lo que no se ve, pero se sabe.
Tu enfoque tiene que cambiar, tienes que mirar las cosas de otra manera. Esto parece simple, pero ¡qué difícil se nos hace enfocar nuestra vida en lo eterno! Estamos demasiado enfocados en lo temporero.
Eso que estás viviendo y que está consumiendo tu mente, también pasará. Ese momento amargo, duro, también va a pasar. Pero, mientras sigas mirando tan solo eso, estarás perpetuando ese muerto en tu vida.
¿Con cuántos muertos tú estás cargando?
Mira las cosas temporeras como lo que son, pasajeras. Enfócate en lo que Dios va a sacar de lo que estás viviendo, en dónde él te va a posicionar. Enfócate en lo eterno de Dios.
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