Romanos 10:3 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.
Uno de los momentos mas emocionantes en la Biblia es cuando Dios se muestra ante el hombre y le muestra su naturaleza, le revela que Él no está con el hombre sino que Él es y por tanto le da la oportunidad al hombre de ser junto con Dios.
Es por eso que debemos de entender las diferencias entre las cosas de la tierra y las cosas del Reino de los Cielos, aquí en la tierra el simplemente "ser" pareciera no tener sentido, pero piénselo de esta manera, un hombre no deja de ser esposo de su mujer por el hecho de que no está junto a ella, su papel nunca deja de ser, aun a distancia sigue siendo responsable de su vida y de su integridad, siempre es aunque no siempre esté, le hace sentido?
Pues de la misma manera sucede con Dios, Él siempre es, que es?, pues todo lo que declara en su Biblia y lo es solo por nosotros, y es justamente por eso que cuando nosotros tenemos una actitud de "estar" que nos perdemos de los beneficios de Dios.
Jesús tenía esto en mente todo el tiempo, por eso oraba al Padre y le decía "que ellos sean uno contigo, así como tu y yo somos uno" (Juan 17:22) y su papel en esta tierra no fue el enseñarnos a tener, ni a estar, sino a ser, y cuando Él lo fue todo, partió.
El problema normalmente radica cuando las personas deciden ser otra cosa que lo que Dios nos envió a ser, por ejemplo cuando deciden ser independientes y no dependientes, cuando deciden ser libertinos y no libres y no sé cuantas cosas, mas, es eso justamente a lo que Dios llama pecado, al ser otra cosa que aquello que fuimos diseñados a ser.
Como funciona esto?, sencillo, el hombre normalmente toma como parámetro aquello que siente y luego le pone títulos que no entiende como "justicia", "paz", "amor", que no tienen que ver con la intención de Dios sino con el sentimiento que emana de su corazón que en la mayoría de las ocasiones no tiene fundamento.
En otras palabras, el pecado tiene que ver todo con nuestras emociones, mientras nuestras relaciones con Dios no, Dios anhela que tengamos una vida basada en lo que sabemos y escuchamos de Él y no en lo que sentimos.
La cita de hoy nos habla de esa independencia que nos lleva a pecar y de esos términos que tanto usamos y que tan poco entendemos, nos habla de que vivimos sujetos a una justicia diseñada por nosotros y no a la justicia de Dios, que no es otra cosa que el cumplimiento de la palabra de Dios, es decir, nadie que no conozca la palabra de Dios y su cumplimiento, tiene autoridad verdadera para hablar de justicia, a menos que haya diseñado la suya propia y se rija bajo ella.
El pecado es mas simple de lo que pensamos, el pecado no tiene que ver con robar o con matar, tiene que ver con el atrevernos a despegarnos de Dios y hacer un criterio propio y decidiendo lo que es "bueno" para nosotros.
Cuando dejamos de pensar en las dimensiones de la tierra, dejamos de vivir por lo que pensamos o por donde estamos, o peor aún por aquello que tenemos, es en ese preciso momento que comenzamos a ser, a entender que nuestra naturaleza y la de Dios es la misma y que eso nos permite ser uno con Dios cuando nosotros dejamos esa cosas a un lado y simplemente somos.
Hay personas que dicen tener problemas para escuchar la voz de Dios cuando están en su presencia, a lo mejor lo único que les hace falta es el ser en presencia de Dios, es decir dejar de lado todo lo que les preocupa y ocupa y llevar toda su naturaleza a ese encuentro íntimo y simplemente ser, ahí notarán que es simple, sencillo, fácil y pleno, sin esfuerzos y una condición de la que no querrían salir jamás.
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