Nos resulta más fácil creerle al que se esconde detrás de una computadora, a través del Internet, y lo que dice son tonterías. Y después te preguntas por qué estás tan lleno de tristeza y depresión.
¿De dónde viene tu esperanza?
Tu esperanza debe venir, no de lo que dice la gente de ti, sino de lo que dice Dios de ti. Él dice que tú eres un más que vencedor en Cristo Jesús. La palabra dice que Jehová es tu pastor, y que nada te faltará.
Tú no debes querer nadie al lado tuyo que te haga perder la esperanza que Dios te ha dado. Que se vayan con su negativismo a otro sitio. Tú debes estar convencido –al punto que nadie te convenza de lo contrario– de que Dios te quiere próspero, bendecido, feliz, en victoria.
Quizás no siempre has estado arriba; has estado abajo, pero sabes que, cuando has estado abajo, lo que te queda es ir para arriba, porque la biblia dice que tú eres cabeza y no cola, que estás arriba solamente y nunca vas a estar debajo.
¿De dónde viene tu esperanza? ¿Del periódico? ¿De las circunstancias? ¿De tu chequera? ¿De un banco? ¿De que otro diga si tú te mereces la casa o no? ¿Otro va a determinar lo que vas a tener y lo que no vas a tener? Si te han dicho que no ya tantas veces, es porque no has ido a buscar la información en el lugar correcto.
Muy probablemente, tu estado de ánimo hoy está totalmente ligado a lo que tú ves y a lo que tú escuchas, a la gente que te rodea, a lo que la gente a tu alrededor piensa, cuando realmente tu estado de ánimo, y tu vida, deben estar atados a la esperanza.
¿Qué vas a creer? ¿Lo que Dios dice, o lo que dice el mundo? ¿Vas a creer cuando tus hijos dicen que no quieren saber nada de ti? ¿O vas a creerle a Dios que él va a cuidar de tu casa y de tus hijos? ¿Vas a creer lo que dice el médico? ¿O vas a creer lo que Dios ha dicho: que por su llaga tú has sido curado?
Ha habido gente que ha creído, y no les ha pasado aquello que creyeron, pero es mejor morir creyendo, a que la gente sepa que fuiste un incrédulo toda tu vida. Hasta lo último, tienes que creer. Hasta el último momento. Que, cuando te entierren, no se diga que entierran a un incrédulo, sino a alguien que tiene fe, a alguien que cree en un Dios soberano.
La esperanza de Abraham no venía de tus circunstancias. Dice la biblia que su cuerpo ya estaba como muerto, pero Dios le había dicho que le daría naciones.
¿Qué te ha dicho Dios?
0 comentarios:
Publicar un comentario