EL AMOR Y LA FAMILIA

Cuando Dios creó el concepto de familia, simultáneamente nos dio un regalo y un desafío extraordinarios. La familia requiere de un compromiso inquebrantable hacia el otro, incluso cuando todos sean sumamente conscientes de los defectos del otro.
Estas palabras emblemáticas son del “Capítulo del amor” que se encuentra en la Biblia:
El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia (1 Corintios 13:4-7).
1 Corintios 13 contiene algunas de las palabras más famosas que se hayan escrito acerca del amor. Estas palabras famosas no constituyen solamente una descripción poética del amor; las mismas también representan un mapa de ruta muy práctico para guiar a su familia en la dirección correcta.
Tomemos un momento para brevemente desmenuzar estos versículos y explorar cómo podrían aplicarse en su familia:
  • El amor es paciente y bondadoso, por tanto, sea paciente y bondadoso unos con otros.
  • El amor no es fanfarrón ni orgulloso, así que rehúsese a permitir que el veneno del orgullo contamine sus relaciones.
  • El amor no busca lo suyo, así que escoja colocar las necesidades de su familia por encima de las suyas.
  • El amor no se irrita con facilidad, por lo tanto, no dé lugar al rencor o a la hostilidad en su hogar.
  • El amor no lleva un registro de las ofensas recibidas, así que permita que la gracia y el perdón fluyan libremente.
  • El amor se goza de la verdad, así que no engañen ni guarden secretos entre sí.
  • El amor siempre protege y persevera, por tanto, nunca renuncie el uno al otro.
Tome una decisión deliberada de amarse empleando la definición del amor dada por Dios. Permita que su familia sea guiada por el amor, y siempre se dirigirán en la dirección correcta.
La familia es uno de los regalos más grandes de Dios. Por supuesto, todos tenemos algunos familiares escandalosos con quienes probablemente no elegiríamos pasar el rato si no estuviéramos relacionados, pero más allá de la incómoda cena del Día de Acción de Gracias, la mayoría de nosotros puede estar de acuerdo en que la familia es una bendición maravillosa. La familia está magistralmente diseñada para proveer sustento, motivación, responsabilidad, amor y un lugar llamado hogar. Suple las necesidades humanas más cruciales.
El plan supremo de Dios para la familia trasciende el aspecto físico al espiritual. Él ha creado una familia que permanecerá para siempre, y la Biblia habla mucho acerca de cómo es y de cómo podemos y debemos formar parte de ella. A continuación, encontrará algunas verdades que la Biblia enseña sobre la familia de Dios:
  1. Dios dispuso que su Iglesia sea una familia.
Según el diseño de Dios, la familia se extiende más allá de los familiares biológicos. La Iglesia no es un edificio o una organización, sino que es un cuerpo de creyentes que componen una familia. El mundo intenta caracterizarnos por raza, género, edad, nivel socioeconómico, apariencia exterior, y toda clase de otros factores que realmente no definen quiénes somos, pero la Iglesia es un lugar en donde todas las etiquetas debieran desaparecer y ser remplazadas por la unidad que tenemos en Cristo.
“Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
  1. Como familia, nuestro amor es aquello que nos define.
Jesús nunca pretendió que a sus seguidores se los identifiquen por su apariencia o por las calcomanías en sus coches. El ADN de la familia de Dios es simplemente el amor. Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo. De esa manera el mundo conocerá que somos parte de la familia de Dios.
 “El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos” (Juan 13:35).
  1. Como familia, necesitamos cuidarnos mutuamente.
Dios diseñó a la Iglesia a fin de suplir las necesidades de cada persona que la compone. Desde el aspecto financiero, relacional y emocional, necesitamos apoyarnos los unos con los otros y trabajar juntos para llevar esperanza y sanidad también a las personas que están fuera de la Iglesia.
“Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
  1. Dios quiere que pertenezca a su familia.
Quizá sienta que no pertenece a ningún lado, pero usted fue creado para ser parte de la familia de Dios. Se comienza acercándose a Jesús por medio de la fe.
 “Pues todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mateo 12:50).

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