VUÉLVETE A MÍ

Isaías 44:22
Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.”

            Una de las cosas maravillosas de Dios es que nunca se cansa de llamarnos para que volvamos a Él. Estés donde estés, no importa cuán lejos o cuán abajo, el Señor te sigue llamando...

            ...“Vuelve a mí

            Dios te ve, es más, en ningún momento te ha perdido de vista. Su corazón nunca se ha apartado de ti. ¿Y tu corazón? ¿Se ha apartado tu corazón de Dios? ¿Has dejado que el pecado no confesado cree una capa impermeable alrededor de tu corazón evitando que sea movido por la voz del Señor?

            Quizás has dejado Su presencia por un amor que nunca podrá llenarte.
            Quizás has preferido buscar cosas materiales.
            Quizás estás muy ocupada, o muy cargada, o muy distraída para acordarte de Dios.
            Quizás está herida y haces al Señor responsable de tu dolor.
            O quizás simplemente no tienes ninguna razón, no sabes por qué... pero sí sabes que estás lejos de la preciosa presencia de Dios y de la dulce comunión de la que disfrutabas en otro tiempo.
          La buena noticia es que Dios es bueno y perdonador (Salmo 86:5), hace llegar Su misericordia a todo aquel que confiesa su pecado (Proverbios 28:13), echa en lo profundo del mar todos nuestros pecados (Miqueas 7:19).

            Hoy, mi querida, te está llamando para que regreses. Sin importar cuál ha sido la falta, sin tener en cuenta la magnitud del pecado, Dios quiere dispersarlo como la niebla, hacer borrón y cuenta nueva contigo. Como sucedió con el hijo pródigo, tu Padre Celestial está listo para correr hacia ti con los brazos bien abiertos.

            Sólo debes decidirte a volver.
            El te mostrará el camino a casa.
           “Vuelve a mí”. El está ahí, esperándote con los brazos abiertos.

          Pero eres tú quien debe dar el primer paso. Tan solo recuerda que no hay absolutamente nada que sea mejor, que te complete, te satisfaga, dé sentido a tu vida como el Señor.

Juan 6:68

“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”

            Quizás no seas tú quien está lejos de Dios, pero conoces a alguien que está vagando en el desierto de sus propios deseos. También a ti quiero animarte a que sigas orando por el pronto regreso de esta persona al Señor. Persiste en la oración hasta que corra a los brazos de Su Padre.

          Si te encuentras lejos de Dios y no sabes cómo dar el primer paso, quiero orar por ti. Si tienes a alguien lejos de Dios por el que estás orando, quiero apoyarte en oración.

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