En Jeremías 31:27, en adelante, Dios dice que establecerá un nuevo pacto con Israel; que daría su ley en sus mentes, y la escribiría en sus corazones.
Cuando se habla de un pacto en la biblia, es algo muy serio. Cuando Dios hizo promesa a Abraham, un Abraham ya entrado en años, Dios le pidió que se circuncidara. ¿Por qué? Porque es una marca que no se puede reversar.
Tiene que llegar un momento en que tú estés tan consciente de tu pacto con Dios, del pacto de Dios para contigo, que tú no puedas volver para atrás; porque Dios no va a volver para atrás contigo, no va a volver para atrás en su amor por ti, no va a volver para atrás en lo que él quiere hacer contigo, no va a volver para atrás en la palabra que ha declarado sobre tu vida; pero, a veces, nosotros no hemos llegado a un punto en nuestra relación con Dios, donde digamos: Yo no regreso atrás.
Aquella era, además, una marca privada. Era una marca que el hombre vería en sus momentos más íntimos. Y, cuando viera aquella marca, se acordaría del Dios al que le servía.
El problema de muchos, es que la marca que tienen de su pacto con Dios es externa: como se viste, como hablan; pero, por dentro, no hay nada que regule sus vidas. Lo más importante no debe ser cómo los demás te ven, sino cómo tú te ves delante de Dios, y qué marca hay en tu vida que, cuando no haya nadie más, Dios todavía tenga algo tan dentro de ti, que haga que tú te comportes como un cristiano, aunque no haya nadie viéndote.
Cuando esa marca no está, entonces, invalidamos su pacto. Dios no cambia; tú puedes rectificar. ¿Tendrás tú esa marca en tu interior?
Todas las marcas y señales en el antiguo pacto eran externas, y todo lo externo puede causar rebeldía, porque es impuesto de afuera hacia adentro. Esto es lo que quieren hacer algunos cristianos, queriendo imponer la biblia a todo el mundo. Pero, en el nuevo pacto, tenemos al Espíritu Santo, que es quien convence de pecado, de justicia y de juicio.
Puedes estar compartiendo con una persona, de la manera más normal, y el Espíritu estar convenciendo a esa persona de pecado, de justicia y de juicio.
No hay que llevar una marca externa para que el mundo sepa, pero la interna la tenemos que llevar. Porque la interna es la que da testimonio delante del mundo y delante de ti, cuando no hay nadie, esa marca es la que te cuida de que tú no tomes las decisiones incorrectas en tu vida, de que no te separes del Dios Todopoderoso.
Antes, los diez mandamientos eran externas, en dos tablas. Pero, ¿de qué sirve que andes con la biblia bajo el brazo, si no la tienes en tu corazón? La biblia no es un amuleto. Solo con una relación con Dios, él puede poner adentro su palabra. Tú puedes ponerla en tu mente, pero es él quien, con su dedo, las escribe en tu corazón. Y, una vez en tu corazón, no hay quien la saque de allí. Pueden venir problemas, dificultades, crisis y, como Job, te mantendrías firme en que sabes que tu Redentor vive y, de esta, te levanta.
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