La primera instrucción que Dios le da al padre de la fe es: Deja tu casa y tu parentela. Por otro lado, Ester, una muchachita que había quedado huérfana y fue criada por su tío, y llegó a alcanzar una posición poderosa, todo porque su tío se hizo cargo de ella. No sabemos cuál era la situación en cuanto a los padres de Ester; si vivían o no, lo que sabemos es que no existían en medio de la situación. En el Nuevo Testamento, vemos que Pablo menciona la abuela y la madre de Timoteo; nunca menciona a su padre. Por alguna razón, el padre de Timoteo no estaba en el panorama. Su desarrollo fue basado en su relación con su madre, su abuela y el hombre de Dios. Timoteo logró alcanzar ser el pastor que fue por la influencia de su madre su abuela y del hombre de Dios.
Si vemos el ejemplo de Cristo, nos damos cuenta de que es uno muy retador. María fue una muchacha que quedó embarazada, no de José, sino del Espíritu Santo, de alguna manera, fuera del matrimonio. Dios tiene que hablarle personalmente a José, y José ahora se hace cargo de un hijo que no es de él. José cargó con la vergüenza de su esposa.
A la edad de 12 años, Jesús se pierde y, cuando lo encuentran, Jesús dice unas palabras que deben haber sido muy dolorosas para José: ¿No entiendes que en los negocios de mi Padre me conviene estar? Queriéndole decir: José, tú me has criado, pero tú no eres mi padre. Jesús no sería ebanista o carpintero. Él tenía otro propósito. No vemos a José, eventualmente, dentro del ministerio de Cristo. No sabemos si murió o que pasó, dónde estaba. Lo que vemos son ciertas referencias acerca de su madre y sus hermanos, que por cierto también le trajo ciertos conflictos en ciertos momentos.
Tu familia no era indispensable para que tú llegaras a la tierra. Tu familia fue el método conveniente para Dios manifestar tu propósito en un tiempo específico. Tú no eres producto de una relación de un hombre y una mujer. En Jeremías 1, Dios le dice a Jeremías: Antes de que te formase en el vientre, yo te conocí. La palabra que utiliza el original significa que Dios tuvo intimidad contigo. En el mundo espiritual, tú eres producto de un momento de intimidad con Dios.
No importa los problemas familiares que hayas tenido, las experiencias que hayas vivido, las dificultades que estés pasando o que hayas pasado, tu problema familiar no constituye excusa para que tú alcances tu máximo potencial y el propósito que Dios tiene para ti.
Todos los grandes hombres y mujeres de Dios tuvieron que enfrentar problemas familiares. Engaños, traiciones, fornicaciones, adulterio, maltratos, incesto, chismes, violaciones, problemas con los hijos, problemas en el matrimonio, mujeres que se hicieron estériles porque el esposo las rechazó, y un sinfín más. Pero los grandes hombres y mujeres de Dios no tan solo enfrentaron estas cosas, sino que fueron capaces de superarlas. A muchos, como a José, Dios les dio la oportunidad de recuperar su familia; esto al final de un proceso. José pudo ver el propósito de Dios cumplido.
Jesús no hizo preparación en la tierra para nada que no fuera dejar a alguien a cargo de su madre. El mismo Jesús se encargó de que alguien cuidara de esa mujer que lo tuvo.
No importa lo que hayas tenido que enfrentar, si tú eres capaz de enfocarte y entender que el propósito de Dios para tu vida es más grande que cualquier crisis familiar, entonces no importa lo que hayas vivido, lo que hayas pasado, lo que haya ocurrido en tu vida, ninguna experiencia de tu pasado cancelará el propósito de Dios para ti, sino que tú serás testimonio de que, a pesar de cualquier crisis, aun familiar, Dios puede cumplir su propósito.
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