En Zacarías 8:9-12, vemos la promesa de la restauración de Jerusalén, luego de una temporada de esclavitud. Dios le dice al pueblo que, antes de las murallas, el templo y la adoración a Dios, no había paga por sus trabajos, ni paz. Mas, ahora que se mostraron en actitud de fidelidad y adoración, habría bendición. O sea, restauraron el templo, se activaron los levitas, el pueblo comenzó a traer ofrendas y a buscar su presencia y, entonces, para ellos ahora habría paga y bendición.
En el verso 13, Dios continúa diciendo: Y así como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. ¡No temáis! ¡Cobrad ánimo! Donde ha habido maldición, Dios cambiará todas las cosas, cuando hayas traído restauración y orden a la casa de Dios. Has sido símbolo de maldición, pero ahora, cuando la gente te vea, querrá estar contigo, porque serás símbolo de bendición de Dios.
Quizás estás en situaciones difíciles y la gente te ha dejado, pero Dios te dice que tornará todas las cosas y serás símbolo de bendición. Cuando la gente te mire, tendrá que decir: Ahí va alguien bendecido. Alguien que, aunque a veces las cosas no le salen bien, de repente se le ordenan las cosas. Ahí va uno al que a veces hemos visto tropezar, pero tiene la capacidad de levantarse y las cosas comienzan a salir bien. Y es que no se trata de una vida libre de problemas, sino de tener la capacidad de sobrepasar cada situación difícil. Somos cabeza y no cola; estaremos arriba y no abajo. Dios te va a hacer símbolo de prosperidad y bendición.
El símbolo de prosperidad de un verdadero creyente no está amarrado a lo que posee. El símbolo más grande que puedes cargar en tu vida es cuánta gente se desata en su máximo potencial a través de lo que Dios ha hecho contigo. Cuando la gente te ve, ¿puede ver el poder de Dios en tu vida? ¿Sus vidas han sido desatadas a través de lo que Dios ha hecho contigo? Cada vez que Dios te da un trabajo y te bendice no lo hace para él, sino que para que otros sean impactados y sus vidas sean transformadas y sean prosperados. Dios te quiere hacer señal de bendición; señal de que, lo que hizo contigo, lo puede hacer con ellos.
En Génesis 12, vemos el llamamiento de Abraham, donde Dios le dice: Te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. El propósito de bendecir a Abraham es para ser de bendición. ¿A cuántos has invitado a tu hogar para hablarle de Cristo? ¿A cuántos tú le has sido de plataforma para recibir bendición? Tener dinero por tenerlo, no es razón. Dios te da dinero para que seas símbolo de esperanza.
El verdadero símbolo de prosperidad es cuando los que te rodean prosperan y son bendecidos a causa de tu vida. Sé de bendición a otros; no seas egoísta. Cuando Dios hace algo por ti, es porque quiere que seas un vehículo de bendición a otros.
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