No toda buena oportunidad, es una oportunidad divina. Hay que tener sabiduría para saber cuándo decir que no.
Hay dos maneras de hacer dinero: La manera del mundo y la manera de Dios. La manera del mundo puede ser mintiendo, engañando, robando, haciendo lo incorrecto. Pero, a veces, aun medios nobles, que pueden parecer bonitos, no necesariamente son producto de las riquezas que Dios te ha prometido a través de su pacto. Las riquezas del mundo no son solamente las que se obtienen con el engaño, sino también aquellas que se obtienen fuera de la manera que Dios quiere que las hagamos.
¿Cómo sabemos que las riquezas que obtenemos son de Dios o del mundo? El resultado final de las riquezas te lo va a decir. La biblia dice que la bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza. No has robado ni engañado, pero, si las riquezas que has obtenido te han traído tristeza, puede que el vehículo que has utilizado para obtenerlas no sea el que Dios quería.
Tenemos que decir que no al sistema del mundo y confiar en que Dios puede prosperarnos. Ningún creyente prospera solo diciendo sí; también el cristiano prospera diciendo no. Hay un momento en la vida donde tendrás que pararte firme y decir no.
Los más grandes hombres de Dios en la biblia, a nivel financiero, fueron marcados en algún momento que dijeron que no a la manera del mundo. En Génesis 14:21, Abraham le dijo que no a la propuesta del rey de Sodoma. En Hebreos 11:24, vemos que Moisés rehusó llamarse hijo de la hija del Faraón. También el rey David dijo que no en varias ocasiones, pero en una muy particular rehusó matar al rey Saúl, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Daniel es otro ejemplo, cuando rehúsa comer la misma comida que los demás. Pero el ejemplo más grande lo vemos en Cristo cuando, estando en ayuno, el enemigo le tienta diciendo que convirtiera las piedras en pan y comiera. También el enemigo le dijo que le adorara a cambio de posesiones.
En tu vida financiera, llegará el momento que tendrás que decir que no a ofertas que parecen buenas, morales y justas, pero que no son la manera que Dios quiere. El pacto se confirma, no porque tengas dinero, sino porque, cuando lo obtengas, tendrás paz y bendición en tu vida. Tienes que tener confianza en el pacto de Dios a tu vida que es un pacto con muchas promesas y no deberías conformarte con parte del pacto. De qué vale tener riquezas, y no tener un buen matrimonio, una familia unida, paz en tu conciencia y no estar bien en tu relación con Dios.
En todos estos ejemplos de la biblia, podemos ver varias cosas en común:
No buscaron la manera fácil. ¿Quieres prosperar a la manera de Dios? Deja de buscar la manera fácil. Hay que trabajar, levantarse temprano, esforzarse, ofrendar, diezmar. Cristo sabía que tenía que sacrificarse y pagar un precio en la cruz del Calvario. David, en una ocasión, dijo: No quiero nada que no me cueste. No hay riquezas fáciles; hay que esforzarse.
Se aseguraron de que el mundo no se llevara el crédito de su bendición. Nunca aceptes riquezas donde el mundo se lleve el crédito de que te lo dio.
Se ocuparon de mantenerse puros delante de Dios. No pusieron en riesgo su relación con Dios.
Supieron respetar el orden divino. No violentaban el orden de autoridad.
Esperaron el tiempo de Dios. Si no hay paciencia, no se puede prosperar. Hay que saber esperar en Dios.
Tuvieron la visión puesta en los sueños y el propósito de Dios. Cuando no hay visión, se le dice que sí a cualquier oferta.
Verdaderamente, creyeron que Dios les iba a prosperar. Cree, por encima de todas las cosas, estés donde estés, que es Dios que te va a prosperar.
Cuando un hombre y una mujer están seguros y claros del pacto de Dios en sus vidas, se paran firmes y dicen que no a la oferta del mundo y obtienen lo que Dios les ha prometido.
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