Efesios 1:14 dice: Despiértate tú que duermes, y te alumbrará Cristo. Y, dice también la palabra, en Miqueas 7:8: Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.
El que está dormido, necesita levantarse. De la misma manera, necesita levantarse aquel que se ha caído. Ahora, ¿quiénes son los que están dormidos?
Cuando dormimos, el mundo no se detiene, sino que siguen pasando cosas a nuestro alrededor, con la diferencia de que no nos damos cuenta. Espiritualmente, el que está dormido es precisamente esa persona que un día llega a su casa y se encuentra con que el matrimonio se terminó. Un matrimonio no termina de un día para otro, sino que van pasando cosas a nuestro alrededor y no nos damos cuenta, si estamos dormidos.
El segundo grupo de personas que necesita levantarse son aquellos que se han caído. El problema con el caerse es que, aunque quisiéramos decir que todo el que se cae se levanta, la realidad es que todo el que se cae puede levantarse, pero no todos se levantan. Y, algunos que se levantan, no se levantan con la misma fuerza con la que se cayeron.
El fracaso tiene diferentes efectos ante diferentes personalidades. Hay quienes necesitan un empujón más grande para levantarse de un fracaso, mientras que hay otros que, ante un fracaso, se levantan sin mayores complicaciones y lo vuelven a intentar. Esto tiene mucho que ver con la personalidad, con la forma de crianza. Pero, cuando entiendes el deseo de Dios para tu vida, cuando entiendes sus planes y su llamado, cuando entiendes que su destino para tu vida es a pesar de tus tropiezos y que él es un Dios de oportunidades, aunque te hayas caído, si tienes el pensamiento correcto, un pensamiento acorde con la palabra de Dios, y si tomas la acción correcta de levantarte, aunque tu intención sea presentarte delante de Dios y decirle: No soy digno; él va a abrir sus brazos y te va a recibir.
No hay fracaso en tu vida del que Dios no pueda levantarte.
Si fracasaste en tu negocio, Dios puede restaurar tu negocio. Si fracasaste en tu matrimonio, Dios puede restaurar tu matrimonio. Si tienes algún hijo que se haya alejado de la casa, Dios puede regresar a tus hijos, y los puede regresar sanos física y emocionalmente. Si has tenido un tropiezo en tu salud, Dios puede sanarte.
Cuando haces uso de tu fe y de la palabra de Dios, no hay situación de la que no puedas levantarte.
Si te has caído, entiende hoy que tu lugar no es el suelo. Tu lugar es levantarte porque Dios quiere llevarte a un nuevo nivel y, la piedra con la que te has tropezado y te has caído, será el escalón para el próximo nivel al que Dios quiere llevarte.
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