La Biblia nos dice en Éxodo 33 que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Entre las cosas que le dice Moisés a Dios es, si tu presencia no va con nosotros, entonces no nos saques de aquí. Dios le contesta haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Continúa Moisés hablándole y entonces dice: Te ruego que me muestres tu gloria. Dios le contesta, No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
Es importante entender que hay una diferencia en estas expresiones. Una cosa es hablar y otra es ver. Primero se nos dice que hablaba con Dios cara a cara, pero luego se nos dice que Moisés le pide ver su rostro. Entonces es cuando Dios le dice que nadie podrá ver su rostro y quedar vivo.
Qué gran privilegio tenemos tú y yo hoy, que podemos experimentar lo que ninguna persona en el Antiguo Testamento experimentó. En 1 Corintios 13 se nos dice que mirando cara a cara somos transformados. Es el amor ágape de Dios. El amor todo lo puede, todo lo cree, todo lo soporta, etc., el amor nunca dejará de ser.
El amor de 1 Corintios 13, no es el amor entre un hombre y una mujer. Esta expresión ocurre en el capítulo por excelencia del amor de Dios hacia nosotros. Porque el ser humano no ama como Dios ama. Es el amor de Dios que todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Él es la fuente del amor y nunca dejará de ser. Así es el amor de Dios, incondicional y misericordioso.
Hoy, tú y yo podemos tener una experiencia mayor de la que tuvo Moisés. Podemos verle cara a cara porque Su amor fue derramado hace dos mil años en la cruz del Calvario, es este amor el que nos da acceso. Aunque le veamos, no moriremos porque su amor nos cubre y podemos ser transformados a la imagen del hijo de Dios.
Tu relación con Dios puede cambiar y entrar en un nuevo nivel de intimidad y conexión. Una intimidad donde los secretos del Dios Todopoderoso pueden ser revelados a tu vida. Es un nivel de excelencia donde puedes experimentar el hablarle cara a cara como un hijo.
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