DIOS BUSCA TU DISPOSICION

Dios usa métodos inusuales, fuera de lo común, incluso insignificantes ante los ojos de algunos, para hacer lo que él quiere hacer en tu vida. Eso que otros podrían menospreciar es lo que Dios usa para provocar la transformación que tiene que haber en ti.
En Hechos 9, vemos el momento del encuentro de Saulo con Dios. Este hombre tenía cartas que le autorizaban a perseguir a los cristianos. Lo que hacía, lo hacía entendiendo que era lo correcto. Pero, en el camino, mientras él no buscaba a Dios, Dios lo estaba buscando a él; Dios se encontró con él, y su vida cambió para siempre. Dios le dio un nuevo destino.
Lo interesante es que Dios usa a una persona que, ante los ojos de algunos, podría ser alguien insignificante, Ananías, para que llegara hasta donde estaba Saulo. Ananías sabía quién era Saulo; sabía que perseguía a los creyentes, por lo que tenía miedo. Aún así, Ananías obedeció.
En el verso 10, se nos presenta a Ananías como un discípulo. No se nos presenta con un gran nombre, con un gran título, con una gran posición, pero se nos presenta a un hombre que estaba dispuesto a ir a tocar la vida de alguien que estaba experimentando un giro de 180 grados.
Cuando Dios fue a ungir a Saulo, no buscó a un apóstol para ungirlo. Y esa es una de las cosas que les molesta a los religiosos, que creen que son ellos quienes tienen que ungirte y quienes pueden decirte que van a hacer contigo. Tú no tienes que esperar por una autoridad más grande aquí en la tierra. Dios quiere hacer contigo lo que él quiere, como él quiere y cuando él quiere.
Dios le envió a Saulo, a un simple discípulo que estaba orando.
Dios va a comenzar a enviar a tu vida gente simple, en los momentos precisos, para mostrarte el camino hacia donde Dios quiere llevarte y, más aún, tú debes convertirte en un Ananías. Debes buscar a aquellos que han estado caídos en el camino, los Saulos de la vida.
Cuando Ananías llegó donde Saulo, se refirió a él como “hermano”. No llegó con grandes profecías o palabrerías, sino que le dijo: Hermano. En los momentos de un giro 180, tú lo que necesitas es un hermano.
¿Has sido tú un hermano para alguien? Seguramente, hay alguien en tu vida que no está viendo lo que Dios quiere hacer en su vida, y todo lo que necesita es que tú puedas acercarte y decirle: Hermano.
Saulo era un hombre de autoridad. Tenía pasión, tenía poder; pero tiene una experiencia en el camino que lo hace dependiente de otro. No podía ver bien lo que pasaba. Dice la biblia que lo llevaban de la mano. Y así lo llevaron hasta Damasco y, ya en aquel lugar, Dios lo que envió fue un hermano.
Las cosas más grandes en tu vida no necesariamente van a llegar por el pastor, sino que pueden llegar por los hermanos. No hace falta que el pastor vaya a tu casa para que tu vida cambie. Si va el hermano correcto, tu vida puede cambiar.
Para que el llamado de Dios se manifieste en ti, lo que hace falta es alguien con corazón de hermano.
De la misma manera, Dios te va a hacer a ti un Ananías para otro. Tú vas a poder tomar de la mano a alguien y explicarle lo que le está pasando, porque tú lo pasaste ya un día. Un día tuviste que caer rendido a los pies del Señor. Tu vida iba hacia una dirección y, de repente, ya no sabías para dónde ibas, quedaste ciego, pero te encontraste con Dios y él cambió tu vida. Te convertirás en ese Ananías que levantará los nuevos Saulos que cambiarán la historia.
La pregunta es: ¿Estarás tú en la disposición de que Dios te use?

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