El mundo pelea sus batallas con dinero, pero, aunque tú no tengas todo el dinero que tiene el mundo, tienes una semilla que abre los cielos y bendice tu vida. El mundo piensa con su inteligencia y sus conocimientos, pero nosotros tenemos la mente de Cristo. Muchos piensan que se puedes más con fuerza bruta, pero nosotros sabemos que nuestra fuerza está en las rodillas.
Las armas de tu milicia no son carnales, sino poderosas en Cristo Jesús. No menosprecies las herramientas que tienes. A muchos, ante las grandes tareas, ante las grandes tormentas, ante los grandes problemas, le llega el pensamiento de baja autoestima. Si no te amas a ti mismo, ¿cómo puedes amar a otros? Si no ves grandeza en ti, ¿cómo puedes ver grandeza en Dios? Lo más seguro estás donde estás por errores que han cometido otras personas, o tú mismo. Tienes que decir y creer: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
También es importante que recuerdes lo que Pablo le dice a Timoteo, que recuerdes las palabras proféticas que han venido antes acerca de ti. En otras palabras, somos producto de lo que se hablaba miles de años atrás, donde Dios venía hablando y pactando con el hombre. Todavía hoy, nos aconseja la biblia, que somos el cumplimiento de lo que Dios ha dicho que va a hacer.
¿No sabes para dónde vas? ¿No sabes qué vas a hacer con tu vida? ¿Crees que no puedes, y quieres renunciar? Pablo le da una orden, no una sugerencia, a Timoteo. La orden era para que no terminara su vida como aquellos que comenzaron y naufragaron en el camino. La orden se la dio, porque sabía el potencial que Dios había puesto en Timoteo, y no quería que terminara como los que fracasaron.
Dios nos da una orden, no una sugerencia. La orden es que permanezcas firme en el lugar que Dios te mandó. Quítate la mentalidad de que vas a caer, que no puedes, que no lo vas a lograr, que no vas a tener éxito. Dios no te da una sugerencia, te da una orden de que no te muevas, no te quites; mantente firme.
Deja de llorar, deja de estar triste, sacúdete el polvo, levántate, porque tú no vas a terminar como otros que han fracasado. Dios te ha hecho una promesa, y te ha dado armas poderosas. Pelea la buena batalla de la fe. Mantente firme. Él te va a dar la victoria.
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