No hay nada que cambie más una vida, que hacer lo que Dios ha ordenado. Si obedeces haciendo lo que Dios te ordena, comienzas a prosperar y a vivir en bendición, por encima de las circunstancias.
Abraham vivió experimentando cómo se cumplían las promesas de Dios en su vida porque vivió en fe y obediencia. Dios le dijo: Sal de casa de tu padre y de tu parentela, y salió. Luego, le dice: Te voy a dar hijos y, más adelante, le dice: Sube a la montaña y sacrifícalo y, después, le dice: No lo sacrifiques. Él no cuestionó; él sólo obedeció, y se le contaron su fe y obediencia, por justicia.
Para lograr la encomienda que te ha sido dada, tienes que creer que eres el cumplimiento de las profecías pasadas. Mucha gente está esperando nuevas profecías para ver qué es lo que se va a cumplir, sin saber que son ellos el cumplimiento de esas profecías.
Eres el cumplimiento de lo que Dios ha dicho que va a hacer en tu casa, en tu país. Para este momento, para este tiempo, Dios te ha llamado. Sé tú el cumplimiento; levántate y créele a Dios, obedece a Dios.
La esperanza de nuestros países no está en el gobierno. En la biblia, ningún gobierno fue la esperanza del pueblo de Dios. Los gobiernos, lamentablemente, por lo general, van opuestos a lo que Dios establece. Por complacer a la mayoría, hacen todo lo contrario a lo que establece Dios. Donde único hubo alineamiento fue cuando Dios tocaba el corazón de uno, como Ciro, para libertar al pueblo de Israel.
Preguntarás por qué tantos problemas, y es porque el enemigo sabe el potencial que Dios ha puesto en ti. En tu matrimonio, en tu familia, en tu trabajo, cree que eres el cumplimiento de Dios para los que te rodean y ellos son el cumplimiento de Dios para tu vida.
Tienes que estar dispuesto a batallar. Milita la batalla de la fe. No te rindas sin dar la pelea, sin hacer lo que Dios dijo que hicieras. Por encima de la gente que te diga que no se puede, por encima de los que te abandonen, no te rindas.
Lo que está delante de ti es tan bueno, que vale el esfuerzo batallar. Pelea la batalla hasta lo último. Tienes que entender que no te puedes rendir ante cualquier adversidad, y tienes que estar claro que la victoria no va a llegar sin lucha, sin batalla y que, desde que te levantas, hasta que vas a dormir, tienes que creer.
Cree; ten certeza; la victoria es segura, por encima de las circunstancias adversas. ¿Por cuánto tiempo? No sabemos cuánto tiempo, pero lo único que sabemos es que, Dios lo prometió, y hay que luchar. A los cristianos, los creyentes, a aquellos que le aceptamos como nuestro Señor y Salvador, nos han dado una orden: Mantenernos firmes y luchar, hasta el último momento, porque la victoria es nuestra.
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