En la historia que nos narra la palabra, en 1 Samuel 30, tenemos que realizar que esta gente venía de una batalla. David viene con seiscientos hombres, no precisamente de unas vacaciones, sino de una batalla. Eran seiscientos hombres cansados, porque habían tenido grandes batallas, grandes luchas, habían conquistado muchos lugares. Llegan cansados a su casa, y se encuentran con la destrucción.
Cuando David decide perseguir a los amalecitas, seiscientos hombres salen con él, pero doscientos de ellos, dice la biblia, se quedaron a mitad de camino porque estaban agotados, no podían más.
Así que, David sale con seiscientos, termina con cuatrocientos, con cuatrocientos tiene la victoria, y con esos mismos cuatrocientos, regresa a recuperar también a aquellos doscientos que se habían quedado cansados a mitad del camino.
David y este grupo de hombres estaban pasando el peor momento de su vida, no tan solo mental y emocionalmente, sino también físicamente.
Si los problemas que tú tienes hoy no te tomaran por sorpresa, y tú hubieras tenido unas semanas de descanso, los problemas no serían tan difíciles. Cuando tú has dormido bien, los problemas no son tan difíciles; pero, cuando tú no has dormido bien, y estás un poco cansado, cualquier cosa es un grande problema, una grande dificultad; la tolerancia no es la misma.
Cuando uno está relajado, tranquilo, descansado, la tolerancia es mayor.
Quizás no es que estés deprimido, sino que estás cansado.
No es que estés triste, es que estás cansado. Hay unas cosas en nuestra vida que se resuelven, simplemente, durmiendo un poco. Hay ciertas actitudes que se cambian con el mero hecho de descansar.
David y sus hombres se encontraban en ese estado de presión.
Estaban físicamente agotados, y tenían que volver a luchar, luego de haber pensado que todo estaba bien.
Hay ciertas cosas que, generalmente, una persona agotada hace cuando se encuentra en una posición como la de David, y David no las hizo. David pudo haber reaccionado en contra de aquellos hombres que amenazaban con apedrearlo, pero nunca vemos a David reaccionando en contra de ellos. David no reaccionó a la presión de aquellos a su alrededor.
Como líder de una familia, como líder en tu trabajo, tienes que aprender a manejar la presión de aquellos que no pueden manejarla, porque, si ellos pudieran manejar la presión como tú debes manejarla, ellos deberían ser los reyes y no tú.
David lloró, David se entristeció, pero no estaban hablando de apedrear a más nadie, sino a él; y David no reaccionó ante la presión que sentían aquellos que estaban a su alrededor.
Tú no puedes sucumbir ante la presión que otros no pueden manejar, porque tú has sido llamado a manejarla y, cuando tú la manejas de la manera correcta, los que están a tu alrededor también serán liberados. Si tú te fortaleces en el Señor, tú recuperas tu familia, y ellos también.
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