Repasando libros de la Biblia al azar, como hago con relativa frecuencia después de concluir un largo artículo, tropiezo con un versículo en Éxodo 34:2 que me dejó pensativa. Dice así: “Prepárate para mañana”.
Confieso que me turbé. ¿A qué mañana se refiere el autor? Al mañana después del mañana, a los años en la tierra o al mañana en la eternidad? Quiero creer que a esto último. Y me cercan los pensamientos: ¿Estoy yo preparada para el mañana con Dios?Los cristianos vivimos alegremente después de nuestra conversión, ¿pero estamos realmente preparados para un mañana con Dios, que puede ser inmediato, quién sabe, tal vez mañana mismo? San Pablo me asusta: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe” (2ª Corintios 13:5). ¡Claro que estoy en fe! ¡Fui bautizada, voy a la iglesia, leo la Biblia, testifico a otros!Todo esto lo hacían los miembros de la Iglesia en Corinto. ¿Qué pasa entonces?
Que te examines en las profundidades del alma, donde late el corazón, donde se siente la vida. Que pruebes y compruebes si Jesucristo está verdaderamente en ti, si eres auténtico cristiano. ¿O crees que puedes decir “me he bautizado y ya está?A Pablo le preocupaba mucho el tema de la seguridad cristiana. Quería que los convertidos fueran conscientes de lo que significa ser salvos. A los miembros de la iglesia en Filipos les aconseja: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Esto no quiere decir que hayas de vivir con miedo y angustia de ánimo, cosa que se opondría al gozo que el mismo apóstol aconseja en otro lugar a los cristianos.
Ocuparte de tu salvación con temor y temblor significa simplemente darle importancia, que seas consciente del tesoro espiritual que posees . Que dependas totalmente de Dios hasta para los actos más insignificantes de tu vida. Que permitas en ti el querer y el hacer de Dios. (Filipenses 2:14).
“Prepárate para mañana”. ¡Qué tremenda advertencia! ¡Qué consejo más lleno de sabiduría! Al rico de la parábola no le importaba el mañana. Se le advierte que cualquier noche piden su alma y por no estar preparado lo puede pasar muy mal. Igual de mal que lo pasaron cinco de las diez vírgenes que no estaban preparadas para recibir al esposo, según la parábola de Mateo capítulo 25. Tan mal como lo sufrió el siervo que no se preparó ante la inminente llegada del señor. Recibió muchos azotes. Y fue puesto entre los infieles (Lucas 12:41-48).¿Sabes lo que quiere decir Moisés cuando nos advierte en el Éxodo “prepárate para mañana? Lo mismo que enseña la amonestación del profeta Amós: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12).
¿Estás preparado?
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